Es ineludible el hecho de que todos crecemos. No somos niños para siempre. Pero hay una diferencia entre “crecer”, o “madurar” y “hacerse viejo”. Se llama actitud. Hay gente que pasa por la vida sin demostrarla ni tenerla, y hay gente que deja escrita en la vida que le sobra. Cristina es de esas. Hace tiempo que pude añadirla a ese “circulo social” al que podemos considerar amigos, y ahí donde la veis, a esta mujerona no es que sea precisamente muy fácil ganársela, pero cuando lo haces tienes una persona para lo que quieras. Perdón, persona no. Mujer.
Por que si algo le sobra a Cristina es feminidad, sensualidad, elegancia y belleza. No esa belleza que todo entendemos del exterior. Sino la belleza que mas cuesta cultivar, la interior, la que pese a los problemas que sean, viento y marea hace que siempre te reciba con una sonrisa, o que siempre quiera seguir coqueta, o que siempre luche por salir adelante.
Ya había trabajado con ella con anterioridad, pero esta sesión de fotografía Boudoir no ha hecho sino reafirmar mi idea de que con belleza interior…la exterior, viene sola.