Siempre que comienzo a escribir estos textos tengo más o menos claro que os quiero contar. Bueno… más bien “que quiero contar” cuando narro una historia, una boda. Sí… procuro que mi forma de trabajar sea así. Un día en blanco, un cuaderno en blanco… llegar y comenzar a observar que ocurre e ir narrando. Sin esperar nada, “a verlas venir”. A fin de cuentas he estado con la pareja previamente, pero no sé ni como son sus familiares y amigos, ni al 100% cuánta historia de amor hay detrás.
No es el caso.
¿Y por que? Con Iran he compartido muchos días, muchas conversaciones sobre pareja, sobre gustos, sobre historias, sobre nuestras vidas, estudios, familia, amigos… Por circunstancias esa “pared” que nos separa a proveedores “ninja” (que intentamos pasar inadvertidos y no dar la nota, o ir de instagramers por la vida) y todos los demás presentes en una boda, en esta ocasión, no existía. Iran estaba delante, pero ha estado muchas veces detrás, y según ella misma me dijo semanas antes de la boda, y cito textualmente: “Hoy no hay staff e invitados. Vosotros sois mis invitados, y no sabes la suerte que tengo por teneros allí.”
Como decía en esta ocasión sí conocía mucha más “historia” que en otras ocasiones, pero ni aún así, ese conocimiento te prepara para tanta emoción, para esas miradas, para esos gestos, para tanta muestra de cariño y amor… Muestra de ello las docenas de fotos que no se como “milagrosamente se salvaron” ya que mi visor estaba empañado por las lagrimas. Y por ser la primera vez que vivo y veo que una hermana de una novia tenga que repartir pañuelos entre el staff, y tengamos que retirarnos por unos segundos discretamente a secarnos las lagrimas.
Parejas como vosotros hacen que esta profesión tenga sentido. Que todo este “plan suicida” de ser fotógrafo de bodas tenga sentido.
Su día: una finca junto al mar en un pueblecito de costa Cántabro. Una boda hecha 100% a medida desde cero. Una odisea llevada a la realidad solo para que ellos tuvieran la boda que deseaban, y dicho sea de paso, yo pueda “morir laboralmente tranquilo y feliz” después de haber fotografiado semejante historia de amor, sobre un acantilado, con el mar y el olor a salitre a escasos metros.
Son muchas, muchísimas las fotografías que he descartado (y lo que me ha costado) para tratar de componer vuestra historia para este post para el blog, solo espero que cuándo veáis este pequeño resumen, se os remueva “un poquito por dentro” como me pasa a mi mientras escribo estas lineas y trato de hacer una selección correcta para poder mostrar a todo el mundo una boda muy bonita, pero con unos cimientos que van mas allá de lo tangible. Esos cimientos que describiremos como “#amordelweno”.
Chicos, tremendamente honrado y eternamente agradecido por quererme allí con vosotros aquel día. De corazón. Gracias.
Y a tod@s l@s compis de ese día solo deciros: a muerte. Así hasta el fin del mundo.
No me enrollo más… os dejo con la historia de Iran y Fonsi.
WP: Marketing for Lemons
Videografía: Un par de Medias
Finca: La Lagartija
Vestido: Paredero Quiros
Ramo & deco floral: Flores Elorz
Maquillaje: Janire MUAH
Peluqueria: Ainara Collantes para Miss Pupet
Traje: Scalpers
Dj e Iluminación: Sonort
Carpa: Tentacción
Catering: De luz
Dale al play!