Fue hace ya muchos meses.
El momento de firmar, esa “formalidad” que cierra el hacerme responsable de su boda. No me gustan las formalidades, pero dentro de lo “alocado” y “romántico” de la profesión, como su nombre indica hay que ser profesional, y el contrato es algo imprescindible.
Durante estos meses hemos estado hablando a ratitos, contándonos alguna cosa sobre la boda, como iba la selección de vestuario, los detallitos, los nervios… ¡¡¡Las ganas de que llegue el día!!! Y desde hace ya unas semanas empezamos a hablar con mas asiduidad, porque tocaba poner fecha a su preboda, a las localizaciones, los días…
¡¡Llegó el día!! Y si, como al norte le gusta “dejarnos con el intringulis” hasta el final, la previsión meteorológica era catastrófica. De echo me acuerdo de Noe mandándome una fotografía por whatsapp desde Muskiz (Bizkaia) con un cielo totalmente plomizo y el diluvio universal cayéndoles encima…y si, yo pensaba que íbamos a tener que quedar otro día, porque el cielo amenazaba con ponerse a tirar como no había hecho desde hace semanas…peeeeero…
Estos chicos (o yo, aunque no lo creo) hemos debido de ser muy buenos en otra vida, porque no solo nos respetó una tarde primaveral preciosa, sino que me fui con una sonrisa de oreja a oreja a casa tras poder jugar como hacía tiempo que no podía con la luz del sol en un precioso atardecer.
No me enrollo mas, que ya me conozco. Aquí un resumen de esta preciosa preboda con Noemi y Gentza al atardecer y ya descontando los días para que llegue su momento…me encantan mis parejitas…me encanta este 2016 y me encanta que se me ponga mas sonrisa de tonto cada vez que puedo recordar mi trabajo como fotógrafo de bodas en Euskadi y Cantabria.